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Bar Cock - Coctelería clásica en Madrid

Yo Dona

Yo Dona

25/7/12, 19:00

Cecilia Roth: Lo Ataremos Todo con Cable - María Vela Zanetti

Cecilia Roth, reconocida actriz argentina, ha evolucionado de ser un ícono de la movida de los 80 a convertirse en una de las mejores actrices de su generación. Con una presencia única y elegante, disfruta de la vida nocturna en Madrid, frecuentando el emblemático bar Cock. A lo largo de los años, ha dejado atrás los estereotipos, destacándose por su talento y autenticidad, y sigue representando a su país con su característico acento porteño en cine y teatro.

Artículo:
Está sentada en el taburete alto con la melena planchada, sin maquillar apenas y un vestido negro sexy bajo una cazadora vaquera, que es casi su emblema. Medias negras y un poco de escote, ¡faltaría más! Es una chica mayor en un bar. Lucha por no fumar y rubrica lo que dice, cualquier cosa que dice, con una risa. Ella siempre quiso ser una chica en un bar, y eso en los 80 tenía su peligro. Cecilia había escapado de los militarazos argentinos, que no es cosa de olvidar fácilmente, y en los 80 se había sumergido en la movida moviola de Iván Zulueta. Con Arrebato ascendió de golpe al olimpo de las actrices de culto en una película de culto. La cinta era tan alarmante como vacua, y Cecilia se paseaba por aquel pomposo experimento con la convicción que pone en todo lo arriesgado. Allí lo mejor era ella, como suele ocurrir en las películas horrendas que la memoria benigna ha hecho geniales: fue un pronto. Pero Cecilia es muchísimo más lista. Sólo hay que verla ahora, convertida en una actriz envolvente, analítica e intuitiva a la vez, siempre guapísima, prestando a cualquier personaje su gran carácter y manteniendo el ventarrón de desgarro y alegría loca que perdura también en su voz de barra. La barra es ahora la del bar Cock de Madrid, el único del mundo con flores frescas, clientes que distinguen entre un dry martini y un gimlet, maderas nobles y una dueña tan elegante como su clientela, Pachi Ferrer. No sólo ha mejorado la actriz en lo de los bares, claro, pero con lo revuelta que sigue la noche, elegir bien el bar es elegir bien el día siguiente. Y ella al día siguiente trabaja muchísimo. Por fin! Rota, flaquísima, descorazonada, nos dicen que esta belleza trotona, esta tora insensata que fue, regresó a su tierra. Hay un dicho porteño para los resistentes: Lo ataremos todo con alambre. Inalámbrica como es, sola pero solicitada, aquella chica volvió presuntamente al redil. Pero qué va, porque después de un matrimonio fugaz, conoció al músico y cineasta Fito Páez en una fiesta de disfraces -él iba de sí mismo, así que no llamaba a engaño- y con este hombre inteligente ha pasado más de una década de lío pasional y trabajo. Vidas privadas, en 2001, echó a rodar a aquella pareja, pero tienen un hijo, Martín, y cosas de qué hablar a altas horas de la noche. Escapando al montón de estereotipos que llevaba encima, rubia extrema, argentina tilinga, actriz oscura, drogas y rock and roll, esto y lo otro; abandonando papeles insípidamente escandalosos, de ninfómana vestida de ninfómana, de asaltacunas o de ventalista emocional, ha cambiado lo fuerte por lo bueno. Hace ya mucho tiempo que es la mejor actriz argentina en un país done todos los actores son buenos. Y digo argentina, porque conserva su rasgado acento, único aceptable para que los espectadores recordemos, a través de raras y valientes películas de denuncia, el drama inagotable de su formidable país.

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