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El País - La Última

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12/11/03, 20:00

La Excitante Libertad - Era Malaspina

En su relato, Era Malaspina comparte una noche en el emblemático bar Cock de Madrid, donde se encuentra con el actor Jean-Marc Barr, conocido por su participación en la película El Gran Azul de Luc Besson. Durante su conversación, Barr demuestra ser una persona sencilla, segura y sensible, alejada de la imagen de estrella de cine. Además, Malaspina describe a Elkann, una figura discreta y sofisticada del clan torinés, quien ha trabajado en cine y arte, y cuya vida está marcada por la disciplina y el deber. Elkann espera su primer hijo con el príncipe Giovanni Gaetani. La escritora destaca la importancia de la libertad, eligiendo momentos y encuentros significativos por encima de las convenciones sociales.

Artículo:
La otra noche salí a ver unos amigos al madrileño bar Cock. Fue genial entrar y ver que el lugar estaba hasta arriba de gente guapa, de todas las edades y estilos, ocupados en el antiguo arte de la seducción. Yo también haría lo propio. Vi a mis amigos sentados en una mesa junto a la esquina del fondo —la Siberia social— pues, como en la Fórmula 1, todo lugar tiene una pole position que en este bar es la mesa de Pachi, dueña del archifamoso local capitalino que regenta con gracia pero con mano dura. Estaba ahí una cara que me era familiar pero que no era de la ciudad. Mi curiosidad pudo más que yo y en vez de ir directa a mi mesa aproveché para saludar al simpático Kike Polanco —que ejercía las veces de anfitrión en la mesa de la ausente dueña del lugar— para acercarme y ver mejor quién era esa cara conocida. Era Jean-Marc Barr, el guapísimo actor de la película Azul Profundo, de Luc Besson. En el filme, enamorado de una mujer — interpretada por una frustrada Patricia Arquette— él prefería sobre todo la libertad. Barr es un tipo abierto y encantador. Hablamos sobre su nueva aventura en California y ver su curiosidad por la vida de los demás fue refrescante. No es el típico famoso ebrio de sí mismo sino una persona sensible y segura, que no vive de glorias pasadas y mira hacia el futuro. El cine también fue tema y descubrimos que teníamos amigos en común y Ginevra Elkann, la nieta del magnate italiano Gianni Agnelli y de la princesa napolitana Marella Caracciolo, era una de ellos. Nuestra amiga es la figura más desconocida del clan torinés dueño de la Fiat. Mujer encantadora y emprendedora, no se ha sentado sobre los laureles de una familia que ha sido protagonista social y económica de la Italia del siglo XX, entretejiendo su historia con mitos como Capote, Avedon, Onassis, políticos y estrellas de cine como Rita Hayworth. La silenciosa y sofisticada Elkann es una curiosa mezcla del deber y la disciplina, que estudió dirección de cine en Londres y ha trabajado en el set de grandes como Bertolucci. Es directora de la pinacoteca que lleva el nombre de sus abuelos y su segunda película se sitúa en Irán. Encontró el amor en los brazos del príncipe Giovanni Gaetani dell'Aquila d'Aragona de quien espera su primer hijo para el mes de julio. Será hoy sábado —ustedes estarán leyendo esto— el día de su boda en Marrakech, cuando yo vuelva a veral fascinante Barr, porque al ver desde lejos las caras largas de mis amigos, me despedí de él para ir a mi menos excitante mesa. Yo también prefiero la libertad pero noblesse oblige.

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